Creía despertar cada sábado y sentarme a contemplar el paisaje, oler el aroma del cuarto, buscarle el polvo a los marcos, a los discos, ver tras la ventana y esperar tu regreso.
Cada sábado ansiaba verte caminar por la acera, tan chiquito como la altura lo permite. Creía que detendrías tu paso y fijarías tu vista a mi ventana. Tus ojos se encontrarían con los míos, nuestras sonrisas romperían el encanto o lo reforzarían, no lo sé, solo sé que tantos metros de separación desaparecerían. Mi alma saldría por la ventana y a tus brazos caería...
Un beso volado tuyo, recorrería a la velocidad de la luz los pisos que nos separan, y aterrizaría en mi mejilla; se sonrojaría y mi mano sutilmente la cubriría. Logrando sin intención la expresión de mi ser que te mata y te vuelve loco.
Creía despertar cada sábado contemplando... mirando por la ventana... esperando...
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